viernes, 8 de octubre de 2010

LA ISLA DE GORE

La isla de Gore es una de las muchas islas de la costa atlántica del oeste de África, quizá la más famosa de entre las conocidas, de las que partían los barcos negreros cargados de esclavos hacia el nuevo mundo. Los esclavos, capturados y traídos desde los diferentes reinos del interior eran encarcelados en las casas de esclavos, en condiciones deplorables, para ser clasificados por su valor según sexo, edad, peso, fuerza, velocidad y etnia de origen.





A día de hoy la isla, de estilo colonial, resulta bastante tranquila y agradable a la vista si se la compara con la ruidosa Dakar. Está plagada de callejuelas empedradas o de arena, con un montón de palmeras , arboles y enredaderas que le dan un toque tropical. En la playa hay muchos bares-restaurantes (un poco caros para la media senegalesa), pero si te pierdes por la isla encuentras puestecitos de gente humilde vendiendo bocatas a precios muy razonables.




Visitamos la casa de los esclavos por solo 0,80 céntimos de euro la entrada, esta reformada gracias a las ayudas que recibe la isla a través del ministerio de cultura de Senegal. Han mantenido la estructura original de la casa y da escalofríos pensar que allí murieron, incluso antes de partir en los barcos, unos 6 millones de personas debido al trato inhumano que les profesaba. Se separaba a los hombres de los niños y a los niños de las mujeres y se los encerraba en números de 30 personas en celdas de 20 metros cuadrados o menos, atados de cuello y pies, solo decir que las múltiples epidemias de peste que se sucedieron en la isla, siempre comenzaban en la casa de esclavos.


El guía de la casa era un joven senegalés, mientras hablaba y nos contaba, en francés, a mí se me iba cayendo la cara de vergüenza sabiendo que España había sido el primer país en exportar esclavos, antes incluso que los holandeses, portugueses, franceses e ingleses, aunque eso no cambia mucho el sentimiento de culpa. El caso es que, no sé si debido a nuestra presencia o porque de hecho es así, el guía culpabilizó de esa situación a todo el mundo empezando por los europeos y finalizando por los propios africanos que habían participado en este duro recuerdo de la historia, que ya llevaban años practicando la esclavitud, aunque, todo sea dicho, de una manera mucho menos ofensiva para la persona, ya que los esclavos africanos eran prisioneros de guerra o individuos que habían ofendido a la comunidad y caído así en “deshonor”, se les proporcionaba alimento y vivienda decentes.

Que importante es no olvidar nunca aquellas cosas que han pasado, tenerlas presentes en el corazón y en la memoria, por mucho que algunos se empeñen en decir que para cerrar heridas se debe olvidar. No puedo estar más en desacuerdo.

Para quitarnos un poco los escalofríos varios que transmitían las paredes de la casa de esclavos, paseamos por la soleada isla que además ese día acogía un campeonato de natación desde la playa de Dakar a Gore, (unas dos horas a nado por mar semi-abierto). Una vez disipados los fantasmas, la isla rezumaba alegría y color, las casas coloniales, otrora habitadas por despreocupados tiranos, se mostraban ahora rebosantes de vida, de colores verdes, rojos y amarillos mezclados con la vegetación local y el mar. Las casas han pasado a ser propiedad de los africanos locales que las decoran con “batiks” hechos por ellos mismos y esculturas que mezclaban materiales tradicionales con trozos de game boys y moviles.


Fuimos ascendiendo a la pequeña colina de la isla hasta donde se encuentran los cañones de defensa (me sorprendió lo modernos que parecían, siglo XIX creo) y allí, en el medio de vieja chatarra conocimos a un artista de Mali que vivía allí, en una especie de tienda de campaña hecha con restos de juguetes, muñecas, telas, chatarra…. Es un bayfall que nos invito a entrar en su casa y a ver de cerca las impresionantes estatuas de madera típicas de su aldea de Mali, estas se hacen cuando muere un ser querido y el espíritu habita la estatua y permanece así con su familia. En su aldea la gente habla con los muertos rutinariamente, como si aun estuvieran entre ellos. Se ofreció a llevarnos y a alojarnos en Touba, paraíso espiritual senegalés donde la tierra, los recursos y la energía son comunitarios y pagados por los Marabu (guías espirituales). No hay un solo hotel en todo Touba para evitar el turismo y consiguiente declive de sus tradiciones, el más famoso de los Bayfall es Chez Amaru Bamba (mas sobre esta historia luego).


Besos desde Senegal





3 comentarios:

fernan y gler dijo...

Hola soy tu padre, helena ya he encontrado donde dejar los comentarios. Esto funciona muy bien me alegro mucho

Fer y gler dijo...

asi nos gusta fotos de los dos y de la gente que conoceis, sois todos guapisimos,le han dado el nobel a Vargas Llosa como sigais escribiendo así os lo llevais vosotros, el blog muy completo.

Alba dijo...

Holaaaaaa soy alba :)
acabo de leer el correo que mandaste pero mi dirección de correo estaba mal, ya te mandaremos un correo nosotros para que nos cuentes como te van las cositas :)
Un besito de toda la familia!!